España es el primer país del mundo en gasto total de los turistas, y el segundo más visitado con 83,7 millones de personas en 2019 (solo superado por Francia). A su vez, somos la economía más competitiva en el ámbito del turismo según el Foro Económico Mundial, apoyado en un tejido empresarial formado por autónomos, empresas familiares y grandes multinacionales que son referencia a nivel internacional. El sector turístico en nuestro país aporta unos 176.000 millones de euros anuales, lo que representa un 12,7% del PIB del país en 2019, y emplea a 2,8 millones de personas. El volumen de divisas que genera con estos datos contribuye al superávit de la balanza por cuenta corriente.
El corazón de nuestro sector reside en las experiencias únicas que vivimos en los destinos, con todos los actores que forman parte del ecosistema. El mundo de los viajes trabaja sobre el intangible de la felicidad y la desconexión, con lo que ayudamos a las personas a vivir. En un escenario global cada día más volátil y ambiguo nuestro sector será clave para ayudar a la sociedad a mantenerse sana e interconectada. Un importante objetivo que como bien sabemos para lograrlo requiere y requerirá de forma intensiva capital humano. Soy un fiel creyente de que la clave de nuestro sector son las personas, las que a día de hoy son capaces de dar servicio a más de 80 millones de turistas, a la vez que dan servicio al cliente nacional. Cada uno de los profesionales que conforman el sector, son y serán los responsables de que podamos mantener y en su medida mejorar las cifras antes mencionadas. Dicho esto, creo que es importante destacar lo lejos que hemos llegado, sin tener una estrategia concreta de desarrollo de talento del sector. Imaginad, a donde podríamos llegar si la tuviéramos. No es de recibo que hoy en día no tengamos entidades de referencia a nivel internacional que avaladas con nuestra posición de destino líder nos conviertan en la cuna de la excelencia turística. El talento de los profesionales del turismo es demandado a nivel internacional y esto es un elemento que irá en alza siempre y cuando fomentemos la creación y desarrollo de entidades donde formar a profesionales a todos los niveles. Debemos trabajar en todos los ámbitos; desde la formación profesional dual, las universidades, y las escuelas de negocio, entre otros.
La idea reside en desarrollar diversas iniciativas educativas y de formación a todos los niveles, que con el tiempo nos convertirán en referencia mundial por el talento que desarrollamos.
Posicionarnos a nivel mundial por la calidad del servicio y la profesionalidad de las personas que forman parte de nuestro sector, desarrollando profesionales con perfil internacional, capaces de gestionar las necesidades del mercado y de generar nuevos modelos de negocio debe ser un objetivo prioritario para la agenda del sector público y privado. La idea reside en desarrollar diversas iniciativas educativas y de formación a todos los niveles, que con el tiempo nos convertirán en referencia mundial por el talento que desarrollamos. Todo ello de la mano del sector privado, dotando de carácter práctico y real toda la formación, lo que creará profesionales a todos los niveles y especialidades. Aumentar las capacidades de los profesionales del sector, y el nivel de servicio, junto a una planta hotelera de primer nivel, nos permitirá a su vez, acceder a clientes de mayor poder adquisitivo y de larga distancia.
Los últimos meses han sido muy duros para el sector, pero hemos demostrado ser resilientes y que aún ante la etapa más oscura, nos hemos unido y saldremos reforzados de esta situación. Ahora nos toca volver a ser creativos, buscar soluciones y demostrar una vez más la fortaleza y capacidad que tenemos.
Aprovechemos esta situación para reflexionar y poner en la agenda social y política iniciativas que nos enriquecerán como país a largo plazo, de manera sostenible y fomentando acciones público-privadas que trasciendan nuestras fronteras y sean referencia internacional.
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