La idea en la que querría incidir es la reivindicación del papel de la mediana empresa en España, que puede ser esencial en los difíciles momentos que vivimos.


De la pasada crisis salimos por muchas razones. Se ha hablado y discutido mucho acerca de las medidas de Política Económica que se tomaron y todo el mundo reconoce el papel decisivo que tuvieron las Instituciones Europeas que fueron esenciales para la recuperación.


Pero se ha hablado menos del papel que jugaron las empresas españolas, que fue decisivo y que tiene su mejor reflejo en la evolución de nuestra Balanza de Pagos por cuenta corriente.


La economía española sufrió mucho en la pasada crisis financiera y una de las razones principales fue nuestro alto endeudamiento, entonces privado, consecuencia de muchos años de muy elevado déficit por cuenta corriente. En 2007 llegó al 9% del PIB, que es una cifra desproporcionada. Sin embargo, a partir de 2013 el saldo de nuestra Balanza por Cuenta Corriente se invierte y se convierte en superávit, de media el 2% del PIB en los años que van del 2013 al 2019. Ello supone que la economía española genera capacidad de financiación frente al exterior y es lo que apuntala la confianza de los mercados, mantiene en nivel muy bajo la prima de riesgo y hace que la inversión extranjera vuelva con fuerza a España.

La empresa media típica española, factura entre 20 y 300 millones de euros, mientras que la alemana que compite con la nuestra, gracias a una mayor integración y gama de producto, factura cerca de mil.

Ello se debió, sobre todo en los primeros años, a la rebaja de los costes laborales derivada de la crisis, pero también, y en mi opinión principalmente, a la fenomenal reacción del tejido empresarial español que, ante la falta de demanda interna, salió al exterior, se hizo mucho más competitivo y ganó cuota de mercado dentro de las exportaciones en el comercio internacional año tras año.


En España hoy todo el mundo se preocupa por las Pymes, por su vulnerabilidad ante la terrible crisis que está desencadenando la pandemia y las empresas grandes se defienden solas.

Por eso yo quiero reivindicar el papel de la empresa mediana, el mid market español, que creo que es la parte más dinámica de nuestra economía.


La empresa mediana española se reinventó en la pasada crisis. Se hizo mucho más competitiva, innovó y se lanzó al exterior, con mucho éxito.

Tenemos en España empresas medianas magníficas en prácticamente todos los sectores de la actividad económica. Muchas de ellas gozan de merecido reconocimiento internacional y algunas son líderes mundiales en el producto o servicio concreto al que se dedican.


Sin embargo, adolecen de un problema, que es su pequeño tamaño en relación con sus competidoras internacionales. La empresa media típica española, factura entre 20 y 300 millones de euros, mientras que la alemana que compite con la nuestra, gracias a una mayor integración y gama de producto, factura cerca de mil.


Además, la empresa mediana es la gran desconocida de la opinión pública española.


Según un estudio del Círculo de Empresarios si la facturación de las empresas medianas españolas se acercara a la de las alemanas la productividad de la Economía Española crecería un 10% y el PIB un 15%.

Bankinter a través de su Fundación de la Innovación, juntamente con el Círculo de Empresarios y el ICEX, lanzó en 2015 una iniciativa, hoy convertida en Fundación, denominada Cre100do, cuyo objetivo es ayudar a las empresas medianas españolas a convertirse en grandes.


Mi propuesta iría en esta línea. Se trataría de potenciar el Mid Market español. No mediante subvenciones, pero sí favoreciendo e incentivando la integración empresarial, la inversión en I+D y la apertura al exterior. Y dando a conocer al gran público este segmento de la mediana empresa española, ya que tenemos muchas excelentes de las que podemos sentirnos orgullosos, Serviría también para mejorar nuestra autoestima nacional, hoy tan deteriorada.


Si lo conseguimos, no solo lograremos salir más rápido de la crisis y crear empleo, sino que colocaremos a la economía y Sociedad española en una situación estructuralmente más fuerte y mejor preparada para enfrentarse al futuro, extremadamente competitivo y lleno de incertidumbres, que se avecina.

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