A lo largo de las últimas semanas la educación española ha participado en un “experimento” a escala global, que ha creado nuevos espacios de aprendizaje y un ecosistema expandido de experiencias educativas off y online, sin soluciones de continuidad.
Debemos redefinir una nueva forma de ser y de aprender a lo largo de toda la vida, en un lugar en el que todos seamos aprendices y también maestros.
Ha llegado, por fin, el momento inevitable de abandonar la vieja narrativa del paradigma tradicional de enseñanza: el de los exámenes estandarizados, los horarios rígidos, el espacio -grupo- aula, el de la instrucción unidireccional, el de un currículum obsoleto…para recuperar el sentido de comunidad y reconectar con la sociedad a la que servimos. Abramos los ojos a las competencias que hemos necesitado, todos, para enfrentar esta crisis. ¿No es hora de que las contemple nuestro sistema educativo?
Lo anterior es ahora posible, pero solo con la colaboración de todos los agentes de una nueva sociedad, expandida también, del aprendizaje. Un espacio en el que se den la mano la educación pública y la privada, la educación formal y la no formal, junto a otros sectores productivos y sociales, para redefinir una nueva forma de ser y de aprender a lo largo de toda la vida, en un lugar en el que todos seamos aprendices y también maestros.
Una nueva ley de educación, la LOMLOE, es inminente. Nunca existirá una ocasión más propicia para dar un salto cualitativo y desarrollar una ley transformadora, que no política, del Sistema Educativo. Una nueva forma de educación híbrida, personalizada, competencial, flexible y ubicua ha venido para quedarse, y tenemos la oportunidad de impulsarla y darle amparo legislativo.
Es hora de reflexionar juntos sobre la educación que queremos para una España, que también tiene que demostrar que ha aprendido.
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