La cultura y el arte deben servir para recuperarnos individual y colectivamente. También para entender lo que nos ha ocurrido.
Para empezar, no está mal que miremos al pasado con rigor. Nos daremos cuenta de que una pandemia como la del Covid 19 no es ajena a la historia de la humanidad desde tiempos bíblicos, pero tampoco lo es a nuestra historia contemporánea.
La devastadora gripe española se sumó al drama de la reconstrucción de Europa tras la Gran Guerra hace exactamente un siglo. Vencedores y vencidos sufrieron por igual el castigo de la naturaleza. Hoy debemos ponernos en pie de nuevo con el valor moral de haber parado el mundo para proteger a los más vulnerables, empezando por nuestros mayores. Una batalla que terminará ganando la ciencia cuando nos provea del remedio universal contra el virus.
Entonces la vida volverá a su cauce como torrencial volvió al mundo occidental en los felices años veinte. Tendremos que hacer un esfuerzo por no olvidar y no dejarnos llevar por el afán depredador con los escasos recursos naturales y sin pararnos a pensar en las desigualdades que genera nuestra prosperidad en un mundo que se ha comprimido dramáticamente durante dos meses y medio.
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