En el debate de las cuentas públicas se habla mucho de aumentar la recaudación (impuestos) y de la necesidad de hacer recortes. Poco o nada de aumentar la eficiencia del gasto, es decir, de hacer más y mejor con el presupuesto que sea. 
 
Propongo que las grandes empresas del país, en especial las consultoras, cedan cada una un equipo, en modalidad pro-bono, para estudiar medidas de ahorro y eficiencia por sectores o tareas de la administración. Sus conclusiones permitirán paliar los efectos de los recortes que se acaben produciendo, y en todo caso aflorar excedentes para aplicarlos a otras áreas más necesitadas, como la sanidad o la educación. La asignación de las tareas y el seguimiento de los proyectos debería ser la responsabilidad de un ‘steering committee’ integrado por los primeros ejecutivos de esas empresas y representantes (al máximo nivel) de las administraciones afectadas, que darían cobertura legal y facilitarían los trabajos. 
Las conclusiones de cada uno de los equipos deberán ser públicas (al menos el resumen) para evitar que, como ha ocurrido en el pasado, las recomendaciones queden sin aplicar.
Un modelo parecido de colaboración de las empresas privadas con la administración se aplicó, con gran éxito, tras la reunificación de Alemania para la reconstrucción y el desarrollo de las regiones más atrasadas.

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