Es evidente que la pandemia ha tenido consecuencias muy graves a nivel de la salud de los ciudadanos.
Muchas defunciones, muchísimos infectados, confinamiento de toda la población, soledad e incertidumbres nos han acompañado durante todos estos meses. La buena noticia es que parece que estamos ya lejos de los momentos más críticos.
La pandemia también se ha cobrado una elevadísima factura económica. Según los organismos más reputados la caída de nuestro PIB y el incremento de desempleo ha sido muy profundo (probablemente sin precedentes en tiempos de paz) y rapidísimo.
¿Quién iba a pensar que España en pocos años iba a realizar una transición modélica en lo que se refiere a libertades políticas y a experimentar un crecimiento económico que nos acercaría rápidamente a los niveles de renta per cápita de nuestros vecinos europeos?
Frente a estos datos, como sociedad podemos caer en un profundo pesimismo. Y, sin embargo, pienso que nuestra sociedad ha tenido recientemente retos muy relevantes y ha sabido sortearlos de forma muy notable.
Pienso en la transición política de finales de los setenta o en la crisis financiera del 2008. ¿Quién iba a pensar que España en pocos años iba a realizar una transición modélica en lo que se refiere a libertades políticas y a experimentar un crecimiento económico que nos acercaría rápidamente a los niveles de renta per cápita de nuestros vecinos europeos?
Igualmente, después de la gran recesión del 2008, España durante 10 años consecutivos experimentó un crecimiento de su PIB superior al de nuestros vecinos europeos.
Nadie duda de que esta pandemia ha tenido y va a tener graves consecuencias. Sin embargo, viendo cómo han reaccionado amplios segmentos de la sociedad no tengo la menor duda de que podemos salir adelante incluso salir reforzados de esta crisis. Tal vez esta vez la sociedad civil deberá tener un protagonismo mayor al de tiempos pasados. También es el momento de la solidaridad. Viendo los múltiples actos de solidaridad de muchos colectivos o individuos en estos últimos meses tenemos que estar muy orgullosos.
Es el momento de aparcar diferencias y buscar objetivos comunes para paliar los efectos de la crisis. Es cuestión de ponerse a ello, se puede conseguir y lo conseguiremos.
A nivel empresarial no me cabe duda que muchos tendremos que reinventarnos ante los retos que se nos presentan. Con esfuerzo personal, trabajo en equipo y visión muchos lo conseguirán. Adicionalmente y en comparación a otras crisis, esta vez las autoridades económico financieras han actuado con rapidez suministrando liquidez y la tecnología ha permitido mantener parte de nuestro tejido empresarial.
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