Los poderes públicos y las empresas debemos ponernos manos a la obra en la reconstrucción de la economía, que está sufriendo un grave daño. Es necesario agilizar la llegada de liquidez a las empresas y mejorar el funcionamiento de los ERTEs, que se han convertido en un instrumento clave para sostener el mercado laboral. Para reactivar la demanda, hay que lanzar planes de estímulo a gran escala en sectores clave, como el automovilístico.
También es muy importante que empresas y Administraciones, junto con las autoridades sanitarias, colaboren para dar confianza a los ciudadanos en que la vuelva a la normalidad se hará de forma segura. Sin esta confianza, es muy complicado que el consumo se reactive totalmente.
Además, esta reconstrucción tiene que hacerse de forma inteligente aprovechando el plan de ayudas que quiere poner en marcha la Comisión Europea. Debemos usar los históricos recursos de este plan para acometer las reformas estructurales y macroeconómicas pendientes con el objetivo de salir más fuertes de esta crisis. Entre esas reformas deben estar el impulso definitivo a la transformación digital de las empresas y una apuesta por potenciar estratégicamente las actividades de I+D+I.
Debemos trabajar ya en la reconstrucción de la economía de una manera responsable apostando por un crecimiento sostenible y equilibrado.
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