COVID-19 es, ante todo, un importante desafío humanitario que está afectando a cientos de miles de personas en todo el mundo. Resolver el desafío humanitario y proteger a las personas es, por supuesto, la prioridad #. En este contexto, quiero solidarizarme con las víctimas y elogiar al personal sanitario y a la sociedad española por su respuesta ejemplar.
Desde un punto de vista económico, España presenta mayor vulnerabilidad ante la crisis del COVID-19 que otros países, principalmente debido a 3 razones: i) la estructura del tejido empresarial, altamente compuesto por pequeñas y medianas empresas (~99% de PyMES y autónomos) que son menos productivas y menos resilientes ante este tipo de crisis, ii) la mayor exposición de nuestra economía a los sectores más afectados por la crisis y con mayor tiempo de recuperación (e.g. el turismo pesa ~15% del PIB español vs ~10% en otros países europeos), y (iii) una posición de endeudamiento y liquidez relativamente peor en algunos sectores que concentran mucho empelo como Horeca, automoción o venta minorista..
En este contexto, el impacto en 2020 del COVID-19 parece ya fijado, y el objetivo fundamental es acortar lo máximo los plazos de recuperación de la economía. Para conseguirlo, es crítico utilizar los recursos (ayudas públicas, inversiones privadas, esfuerzos sectoriales) de la forma más óptima, lo que implica una reflexión conjunta público-privado sobre:
- las asignaturas pendientes de nuestra economía, especialmente el gap de productividad de nuestras empresas y el alto nivel de desempleo juvenil
- los esfuerzos en los sectores que serán los motores económicos del futuro para España y que por tanto es importante reforzar y desarrollar. Es importante evitar la inercia que marca el peso actual de los sectores en la economía y asegurar que se dirige la inversión hacia aquellos sectores con mayor multiplicador de empleo y de PIB y donde España tiene una posición de partida ventajosa (p. ej. el turismo, la sanidad, los servicios empresariales, la educación, etc.) En este sentido, hay que tener en cuenta que el impulso al consumo y a las exportaciones han resultado mejores contribuyentes a la recuperación en las crisis anteriores que la inversión en capital fijo o en gasto público
- los habilitadores transversales clave para adelantarse a las tendencias del futuro, como, por ejemplo, la, digitalización del tejido productivo a escala, la recapacitación del talento o la inversión en sostenibilidad
- la adecuación de las medidas del sector público alrededor del marco regulatorio, el refuerzo de nuestro capital humano y la asignación de capital financiero a los retos de nuestro tiempo
La recuperación de COVID-19 no será al entorno previo a la crisis sino a una nueva realidad a la que debemos empezar a adaptarnos desde ya. El camino de re-imaginación de la economía española ya ha comenzado y “acertar” con los esfuerzos será una de las claves del éxito.
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